El hambre que demostraron Isco y Asensio es extensible a un equipo, España, que firmó una exhibición coral justo en el mejor momento (a pocos meses del Mundial) y ante el mejor rival (una Argentina que con Messi optará a todo). El 24 de octubre de 1968, superó a la anfitriona selección mexicana en la disputa por el tercer puesto y medalla de bronce por 2-0, logrando su primer gran éxito en una de las grandes citas a nivel futbolístico.